Tuesday, October 20, 2009

VARICELA o LECHINA.. Cuidemos a nuestros hijos

Medicinal natural familiar en general

VARICELA O LECHINA..cuidemos nuestros hijos

La varicela es una enfermedad contagiosa producida por el virus varicela-zoster, un virus de la familia de los herpes virus que también es el causante del herpes zóster. Es una de las enfermedades clásicas de la infancia, que en los niños suele ser leve pero en adolescentes y adultos tiene mayor riesgo de complicaciones. La enfermedad dura alrededor de una semana. Popularmente se la conoce por varios nombres, entre ellos payuelas, chinas, viruelas locas, viruela del viento, viruela ovina, viruela del agua, lechina (Venezuela) o peste cristal.
El concepto de varicela ha variado mucho en las últimas décadas. En los setenta era considerada como “una enfermedad que los niños tenían que pasar”, posteriormente, en los ochenta, apareció un antiviral específico frente al virus Varicela zoster: aciclovir, que “permitió tratar con éxito las complicaciones, tanto en el niño previamente sano como las más graves y frecuentes en los niños inmunodeprimidos”. Ya en los años noventa, se empieza a disponer de vacunación para colectivos de riesgo y, por fin, a partir del 1995 comienza la vacunación de niños sanos para evitar esta patología; la varicela deja entonces de ser esa enfermedad que “había que pasar”.
En este sentido, Bernaola puntualiza que “han transcurrido muchos años, quizá demasiados”, para que, mediante una vacuna que ha variado poco con respecto a la disponible en los ochenta, “se pueda pensar en la posibilidad de cambiar lo que antes era una norma entre la población infantil, padecer la varicela, a convertirla en una verdadera excepción”.

Epidemiología
La varicela puede verse en cualquier época del año, aunque es más frecuente en el invierno y la primavera en los países que tienen las 4 estaciones, en nuestras latitudes tropicales, la observamos . El virus causante sólo se transmite de persona a persona, ya sea por contacto directo con las lesiones cutáneas o por vía aérea al expulsarse mediante la tos o los estornudos. El periodo de incubación hasta que aparece la enfermedad es de 2 a 3 semanas. Los enfermos son contagiosos aproximadamente desde 2 días antes de aparecer la erupción hasta unos 5 días después (cuando todas las ampollas se han secado y han pasado a ser costras).
También se puede contraer la varicela a partir de las lesiones de una persona con herpes zoster. Los contactos familiares (aquellos que contraen la enfermedad a partir de otro miembro de su familia) suelen presentar formas más graves que los primeros casos, probablemente por un contacto más intenso y continuado con el virus. La varicela es sumamente contagiosa, de manera que cuando hay un enfermo en la casa el 80-90% de las personas susceptibles que viven allí acaban contrayendo la enfermedad. La varicela suele curar en 7-10 días y genera inmunidad permanente, que se ve reforzada por la exposición periódica al virus. No obstante, hay casos en los que se pierde la inmunidad y se producen segundos episodios de varicela, aunque son excepcionales. Después de pasar la varicela algunos virus se refugian en las neuronas de los ganglios sensitivos, donde permanecen inactivos. En algunas personas después de muchos años el virus se reactiva y aparece el herpes zoster o culebrilla.Síntomas y signos clínicos

El signo más característico de la varicela es una erupción en la piel que aparece en forma de pequeños granos que en poco tiempo se convierten en vesículas (ampollas llenas de líquido). Las vesículas suelen aparecer primero por la cara, el tronco y el cuero cabelludo, extendiéndose después por todo el cuerpo. También puede afectar a la boca y a la vulva. Uno o dos días después las vesículas transforman en costras. Durante los primeros días aparecen varias oleadas de vesículas, por lo que pueden verse a la vez lesiones en varias fases evolutivas (lo que se conoce como patrón "en cielo estrellado"). Las lesiones de la piel suelen ser pruriginosas (picar).
En el periodo prodrómico (el espacio de tiempo que transcurre antes de que aparezca la erupción, generalmente uno o dos días antes) suelen presentarse otros síntomas como fiebre, dolor de cabeza, malestar general, pérdida de apetito y/o vómitos. Estos síntomas suelen persistir durante los primeros días de la enfermedad.

Complicaciones
Aunque la varicela es generalmente una enfermedad benigna, a veces aparecen complicaciones, especialmente en adolescentes, adultos y personas con las defensas bajas. Las más frecuentes son las infecciones de la piel y del tejido subcutáneo, favorecidas por el rascado de las lesiones. Otra complicación típica es la neumonía, que puede ser causada por el propio virus de la varicela o por bacterias. También son típicas las complicaciones neurológicas, en especial la ataxia cerebelosa (alteración del equilibrio y marcha inestable, que suele desaparecer por sí sola). Excepcionalmente se ven complicaciones más graves como la encefalitis o la fascitis necrotizante.
Las embarazadas que no han pasado la varicela son especialmente sensibles dado que, además de tener más riesgo de presentar complicaciones, pueden transmitir la varicela al feto. Cuando la varicela se contrae en los dos primeros trimestres de la gestación puede causar una varicela congénita en el 1-2% de los casos, con alteraciones neurológicas, cicatrices en la piel y alteraciones oculares y esqueléticas. Si la varicela aparece entre 5 días antes y 2 días después del parto, puede aparecer en el recién nacido una varicela neonatal muy grave.Otras posibles complicaciones son la segunda y sucesivas reapariciones, en las que se le llama Herpes Zoster. Y es más grave cuanto mayor es la edad del afectado, sobre todo por la posible neuralgia post-herpética, un dolor a veces de intensidad terrible que puede quedar permanentemente en las zonas afectadas de la piel. Es por estos riesgos que lo recomendable es vacunarse a corta edad para evitarlos en lo posible.
Diagnóstico
Generalmente la varicela se diagnostica por sus signos clínicos típicos, sin precisar de ningún tipo de análisis. La erupción vesiculosa y pruriginosa en oleadas, especialmente si hay antecedente reciente de contacto con un enfermo de varicela, es suficiente para establecer el diagnóstico.Para casos dudosos o con fines de investigación se pueden emplear pruebas diagnósticas para detectar el virus en el líquido extraído de las vesículas, como el cultivo, la inmunofluorescencia o la reacción en cadena de la polimerasa. Para conocer si una persona es inmune a la varicela se utiliza la serología.Si se trata de un niño no debería ir a clase en una semana o más, hasta que se recupere. o hasta que ya no sea maligna.

Tratamiento
Reposo y tratamiento según las indicaciones facultativas con los medicamentos prescritos.
Medidas generales
En niños sanos suele ser suficiente con una serie de medidas para aliviar los síntomas. Para la fiebre se emplea el paracetamol o el ibuprofeno, evitando siempre la aspirina (ácido acetilsalicílico), cuyo empleo para la varicela se asocia al síndrome de Reye. Aunque el uso ibuprofeno en niños con varicela se relacionó en un estudio de casos y controles con la aparición de fascitis necrotizante, estudios prospectivos no han vuelto a encontrar tal asociación. El picor puede aliviarse mediante lociones antipruriginosas o con antihistamínicos orales, talcos de coloides, o loción de calamina. Otras medidas que ayudan a evitar lesiones por rascado e infecciones de la piel son cortar las uñas y un baño diario con un jabón suave. (El baño debe ser corto para no favorecer la aparición de más ampollas).Es importante aislar al enfermo durante la fase contagiosa de aquellas personas que no han pasado la enfermedad, en especial de las de mayor riesgo (adultos, adolescentes, embarazadas o inmunodeprimidos). Aunque tradicionalmente en muchos sitios se recomienda facilitar el contagio de los niños para evitar que la contraigan cuando sean mayores, no hay que olvidar que la varicela, aunque generalmente benigna, puede dar lugar a complicaciones graves. Hoy se dispone de vacunas que no evitarán que el niño se enferme pero sí harán que las lesiones sean menos graves. La vacuna no es aplicable para quienes la han padecido y pretenden evitar segundas y sucesivas reapariciones (Herpes Zoster o Culebrilla). Se está experimentando con otra vacuna que sería útil para estos casos.

Antivirales
Como tratamiento específico frente al virus de la varicela-zoster puede emplearse el aciclovir, que dificulta la replicación del virus, acortando la recuperación del paciente con escasos efectos secundarios. En niños sanos menores de 14 años el aciclovir tiene un efecto muy limitado, por lo que no suele utilizarse. En cambio, en los pacientes de más riesgo (adultos, adolescentes e inmunodeprimidos) disminuye notablemente la intensidad de la varicela y el riesgo de complicaciones siempre que se comience a utilizar pronto (preferiblemente en las primeras 24 horas desde la aparición de la erupción).
El tratamiento con aciclovir tiene por indicación absoluta a la paciente embarazada, a los inmunodeprimidos y otros con riesgo particular de desarrollar complicaciones (ej. neumópatas crónicos por la posibilidad de padecer una neumonía por el virus). Los pacientes adolescentes y adultos en general, excluidos esos grupos, pueden obtener un beneficio más bien discreto. Esta enfermedad suele ser muy grave para mayores

Prevención
Inmunización activa: vacuna antivaricela
La vacuna frente al virus varicela-zóster es una vacuna de virus vivos atenuados que se desarrolló en Japón en los años 70 del siglo XX, aunque no fue autorizada hasta la siguiente década. Todas las vacunas comercializadas en la actualidad proceden de la cepa Oka, llamada así porque fue aislada de las vesículas de un niño de 3 años con ese apellido. Es una vacuna muy eficaz, especialmente frente a las formas más graves de varicela.En los países donde el uso de la vacuna de la varicela se ha generalizado, la incidencia y las complicaciones de la enfermedad han disminuido, así como el número de hospitalizaciones y gastos en tratamientos. Además, evita los casos graves.
La vacuna de la varicela ha demostrado una eficacia del 100 por cien para evitar la varicela grave y del 85 al 90 por ciento para la varicela leve o banal. Esta vacunación aplicada universalmente “ofrece un beneficio importante a la población a la que va dirigida”, con una disminución de la enfermedad, de sus complicaciones, de la hospitalización, consultas médicas y gastos en medicamentos, lo que “redunda en un una disminución de los costes importante, dado que todos los estudios demuestran que es una medida sanitaria que ahorra dinero”.
En aproximadamente un 5% de los vacunados puede aparecer una leve erupción varicelosa, con muy pocas lesiones, dos o tres semanas después de la vacunación.La vacuna antivaricela fue introducida en el calendario vacunal de Estados Unidos en 1995 para niños a partir de los 12 meses de edad. Posteriormente otros países siguieron el ejemplo, como Canadá, OpenDNS o OpenDNS. En otros países, como España en 2005, se ha optado por vacunar entre los 10-14 años de edad a los niños que no han pasado la varicela. La vacuna también es útil para evitar o reducir la enfermedad en las personas susceptibles que han estado expuestas al virus, si se administra en los 3 primeros días tras el contacto.
Éstas son palabras del doctor Enrique Bernaola, responsable de la Unidad de Enfermedades Infecciosas Pediátricas del Hospital Virgen del Camino de Pamplona. A juicio de este experto, los trabajos de efectividad que se han publicado en los países como Estados Unidos, donde la vacunación es generalizada, demuestran que la incidencia de la enfermedad “ha caído dramáticamente” y que tanto las complicaciones como la mortalidad “han disminuido sustancialmente”.
La vacunación se recomienda, en general, a partir de los 12 meses de vida y, en concreto, el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría recomienda, desde el año 2001, la vacunación de todos los niños a partir de esta edad. A juicio de Bernaola, se ha barajado como edad ideal de vacunación los 15 meses por varios motivos. “En primer lugar, a los 12 meses pueden persistir en el niño anticuerpos frente a la varicela, adquiridos de la madre por paso trasplacentario, que pueden hacer que la respuesta a la vacunación esté atenuada y que, con el paso del tiempo, disminuya la eficacia vacunal”, resalta. Además, para este experto, otro motivo para recomendar esta edad para la vacunación puede ser simultanearla con la triple vírica (sarampión, rubeola y parotiditis). “Es previsible que a corto plazo se comercialice un preparado con los cuatro virus atenuados para administrarlos en una sola inyección”, augura.

Por otra parte, Bernaola comenta que existen otras estrategias de vacunación diferentes a la vacunación universal de todos los niños a partir de los 12 meses de vida. Tal es el caso de la vacunación de adolescente susceptible entre los 10 y los 14 años, la de adultos susceptibles, o bien la de colectivos de riesgo como mujeres susceptibles en edad fértil para evitar la enfermedad durante el embarazo, trabajadores sanitarios susceptibles, adultos y niños susceptibles en contacto con enfermos inmunodeprimidos o niños susceptibles afectos de enfermedades crónicas.

Inmunización pasiva: inmunoglobulina
La inmunoglobulina antivaricela, administrada por vía intramuscular, se emplea para prevenir la enfermedad en grupos de alto riesgo que han tenido contacto con un enfermo de varicela y que no pueden recibir la vacuna, como embarazadas, inmunodeprimidos o recién nacidos cuyas madres no han pasado la varicela. hasta la proxima...

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